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    Municipio

    • Localidad: Épila
    • Comarca: Valdejalón
    • Provincia: Zaragoza
    • C.C.A.A: Aragón
    • Acceso: Desde Zaragoza, dirección Madrid por la Nacional II.
    • Gentilicio: Epilenses
    • Superficie: 194,30 Km².
    • Clima: Mediterráneo árido.
    • Población: 4.853 habitantes.
    • Altitud: 336 metros sobre el nivel del mar.
    • Estación de Tren:
    • Estación de Autobuses:

    Escudo

    Esta Villa zaragozana usa como armas heráldicas propias un escudo partido en pal, en el primer cuartel de azur hay en jefe tres flores de lis en oro y debajo una pila bautismal también de oro sostenida por dos leones del mismo metal, en el segundo cuartel bandado en azur y plata, atributos heráldicos peculiares de la familia Urrea.

     

    Patrimonio artístico

    • Iglesia parroquial de Santa María la Mayor.
    • Escalinata de acceso a Santa María la Mayor.
    • Convento de las Concepcionistas (siglo XVII).
    • Santuario de Nuestra Señora de Rodanas.
    • Palacio del Conde de Aranda-Duque de Hijar.
    • Palacio del Marqués de Saudín.
    • Palacio del Conde de Montenegron.
    • Restos de Murallas.
    • Casonas Palaciegas: Mareca.
    • Iglesia de la Magdalena (siglo XIII).

    iglesia-santa-maria-la-mayor-epilaEn el casco urbano de Épila destaca la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor, monumento situado en la cota más alta de la Villa. Bajando por las escalinatas llegamos al Palacio del Conde de Aranda, el cual tiene paso al Convento de las Concepcionistas.

    A 16 Km está situado el Santuario de Rodanas, rodeado de montes en un entorno; digno de visitar y conocer. Una vez allí se pueden realizar diferentes rutas como la Subida al Águila, a la Buitrera, la Cueva del Gato, Orchí, Agua viva…

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    Leyenda

    Los Condes de Aranda tuvieron predilección por la villa de Épila, tanta que Pedro Pablo Abarca de Bolea incluso vino a morir allí como agradecimiento a la actitud del pueblo hacia él. Se cuenta que les quiso regalar a la vuelta de un viaje de Italia una imagen del Niño Jesús que estaba en un puesto de un sarraceno. El mercader al pedirle precio el Conde de Aranda, le contestó que su peso en oro estaría bien. El Conde accedió al trato. Poniendo la imagen en la balanza, no marcaba peso alguno, por lo que el sarraceno pidió otra balanza al pensar que la primera estaba rota. Pero con la nueva balanza le sucedió lo mismo al pesar al Niño, sin embargo la fruta y otros objetos los pesaba correctamente. El sarraceno enojado la tiró de golpe al suelo y esbozó un insulto. A lo que el Conde respondió con una sonrisa y con unas pocas monedas que entregó al enojado mercader, diciendo que el Niño estaba cautivo en una tienda musulmana y deseaba salir de allí. Traído al pueblo se le veneró y venera como el cautivico, porque así estaba en manos musulmanas.